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Ciertamente, dominabas los mares.
Tenías la belleza
de un barco bien construido.
Tu casco lo hicieron
con pinos del monte Senir;
tu palo mayor fue labrado
en cedro del monte Líbano.
Tus remos eran de roble,
fina madera del monte de Basán.
Las tablas de tu cubierta
eran de ciprés traído de Chipre.
Todas ellas estaban adornadas
con incrustaciones de marfil.

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